Luego del triunfo contundente de Fuerza Patria en la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof quedó fortalecido en el escenario político. Tanto afuera como adentro del peronismo. La amplitud de la victoria sobre La Libertad Avanza (LLA), a la que le ganaron por 13 puntos, consolidó su rol como líder de un sector importante del peronismo bonaerense y como figura principal de la campaña electoral en la provincia.
Kicillof duda mucho sobre la posibilidad de que el gobierno de Javier Milei pueda dar vuelta el resultado electoral obtenido dos semanas atrás. Son 1.096.000 millones de votos de distancia. Lo ve casi imposible.La ventaja es grande, el descontento está instalado y expuesto en ese resultado, y el Gobierno, hasta aquí, no ha dado señales claras de reacción frente a la cachetada electoral.
“No hay que hacer demasiado. Seguir con las recorridas, mostrar la gestión, evitar la interna y mantener la crítica hacia Milei y lo que él representa”, reflexionó el Gobernador en una de las últimas reuniones que tuvo con intendentes del conurbano. Ni la quietud extrema, ni una jugada de más. Es el fino equilibrio el que hay que buscar.
Su plan de acción incluye coordinar actividades con algunos candidatos de la lista de diputados nacionales por la provincia. Es una forma de estar encima de la campaña y, al mismo tiempo, de mimetizar su figura con la del candidato. Sobre todo, teniendo en cuenta que la corona de ganador quedó en sus manos, al igual que la chapa de ganador.
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