lejandra “Locomotora” Oliveras, seis veces campeona mundial de boxeo y ejemplo de disciplina en el deporte femenino, falleció este 28 de julio, a los 47 años. Su muerte siguió a una grave internación en el Hospital José María Cullen de Santa Fe, después de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) isquémico el pasado lunes 14 de julio.
Un episodio que cambió todo
El lunes 14 de julio, poco antes de las 9 a.m., Oliveras presentó un estado de confusión y pérdida de movilidad en el lado izquierdo de su cuerpo mientras descansaba en su domicilio. Fue trasladada inicialmente al dispensario de Santo Tomé y, debido a la gravedad del cuadro, derivada al Hospital Cullen de Santa Fe para atención especializada. Allí, los estudios médicos confirmaron la obstrucción de una arteria cerebral, lo que provocó isquemia en una parte del cerebro .
Intervenciones médicas cruciales
Durante las primeras 48 horas, su condición permaneció crítica. El equipo médico detectó un edema cerebral que generaba presión intracraneana peligrosa y optaron por una craniectomía descompresiva el miércoles 16 de julio. El procedimiento consistió en extraer una porción del cráneo para aliviar la presión sobre el cerebro, evitando así daños mayores . Después de la cirugía, se informó que el cerebro respondió favorablemente, aunque su pronóstico siguió siendo reservado.
Posteriormente se le practicó una traqueotomía percutánea, un procedimiento para facilitar la respiración y reducir la sedación, con lo cual se permitió una mejor evaluación neurológica. En las horas posteriores, los médicos informaron que Oliveras mostraba “algunos signos de respuesta motora” en el hemicuerpo derecho, aunque continuaba con parálisis del lado izquierdo .
Una evolución compleja
Durante casi dos semanas, Oliveras permaneció internada en terapia intensiva con asistencia respiratoria mecánica, monitoreo neurológico permanente y atención médica intensiva. El parte médico advirtió que, si bien la paciente se mantenía clínicamente estable y hemodinámicamente controlada, el cuadro era muy delicado, con alto riesgo de vida .
El déficit motor persistió en el lado izquierdo y las respuestas neurológicas fluctuaban: en algunas etapas mostraba movimientos espontáneos, mientras que en otras los estímulos provocaban poca respuesta. Los médicos anticiparon que, si sobrevivía, Oliveras seguramente afrontaría secuelas neurológicas permanentes, debido a la lesión en el hemisferio cerebral dominante .
Edades más jóvenes también en riesgo
El caso de Oliveras refleja una tendencia preocupante en salud: los ACV isquémicos ya no son violaciones exclusivas de la vejez. El 80 % de los casos se origina por obstrucción arterial que interrumpe el flujo sanguíneo cerebral. La distancia al primer auxilio, las condiciones no controladas como hipertensión o placas arteriales, y el retraso en la atención médica —al llegar “fuera de ventana terapéutica”— son factores clave que complican el pronóstico.
Un legado imborrable
Alejandra Oliveras fue una figura emblemática del boxeo femenino argentino. Tras retirarse del ring en 2019, continuó siendo una voz activa en el deporte, generando contenido inspirador como influencer, con rutinas de ejercicio y mensajes motivacionales. Su carácter de seis veces campeona mundial y su compromiso con una vida saludable la convirtieron en un símbolo de superación y disciplina.
Su historia, truncada de manera tan abrupta, también abre la conversación sobre la importancia de la prevención y el rápido reconocimiento de los síntomas del ACV, como debilidad súbita, confusión, pérdida de coordinación o alteraciones del habla o la visión
La noticia de su fallecimiento deja un vacío en el deporte argentino y una reflexión sobre cómo encaramos nuestra salud, independientemente de la edad o condición física. Alejandra “Locomotora” Oliveras deja un legado que trasciende el ring: el de la lucha constante, el ejemplo y la inspiración.
Leave a Reply